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Lucas Alonso Escritor

jueves, 31 de diciembre de 2015

El Metro de Terciopelo Vol .18



Adelantos del libro ''La Vida con un Duende''


El Hombre Pastilla


Adelantos del libro ''La Vida con un Duende''


Los gatos extraterrestres


Adelantos del libro "La Vida con un Duende"


Las Grutas


Adelanto del libro "La Vida con un Duende"



Canción de la Montaña


martes, 15 de diciembre de 2015

Nota de Juan Pablo Ruffo a Gaita en la F.l.i.a





F.l.ia Buenos Aires 2015 - Rey Larva cuenta de su libro Guerrero







lunes, 14 de diciembre de 2015

El Metro de Terciopelo Vol. 17



domingo, 13 de diciembre de 2015

Se viene... La Vida con un Duende...





Video de la presentación del libro "Flores del Planeta Amarillo"





viernes, 11 de diciembre de 2015

Cuento: Nubes nocturnas

Nubes nocturnas




Algunas noches, extrañas nubes surcan los cielos. Según la ciencia, son el producto de la atracción lunar en la atmósfera. Aparte de ésta primera, para que aparezcan se deben dar otras dos condiciones: poca humedad y una temperatura de unos quince grados.
    Los lugares ideales para observarlas son las zonas de montaña.   
    Como resultado de la baja humedad y, gracias a la baja fricción del aire, estas nubes siempre están en movimiento. Sus formas son, por lo general, alargadas.
    Por su poca frecuencia, si alguna vez tiene oportunidad de verlas, se recomienda: una mochila, abrigo, sentarse cómodo y, admirarlas durante largo rato de modo cuidadoso.
    No mucha gente sabe que hay seres que gustan de ellas. Algunos de sus habitantes conocidos y de más fácil observación, son las aves y los murciélagos. Los difíciles son los silfos gigantes.
    Como sábanas trasparentes surcan los aires y la dificultad al encontrar los silfos gigantes es recompensada al verlos volar en grandes grupos.
    No se sorprenda de observar algún objeto metálico que refleja luces azules rojas y verdes. Ellos, los navieros de otros mundos, son los que crean este tipo de nubes. 





    

jueves, 10 de diciembre de 2015

Urban poetry & Poesía Urbana


   
I

Urban poetry

Suburban melancholy

Buildings from metal flowers

Beams transmitted poetry

The feel of a bum,

who lives in rubble,

a perverse civilization.

urban melancholy

Cloud catastrophic errors

Flowers and rusted

abandoned warehouses

peepholes bricked

Chasing stories

Shadow theater

Ceiling and I find ...

Here and now we look and kiss you ...

infinite joy

II

frosted window

Gridded vertical window

Staircase at 42 degrees

The boy down

oval mirror

Ground floor and look at the eyes

Orange sky

A new love begins

To turn the corner

Kiosk with little signs of neighbors who lost things

They walk to the square

A dog barks

She looks at him and intimidates

He is encouraged, she smiles

He feels that is the best day of his life


I

Poesía Urbana

Melancolía Suburbana

Edificios entre flores de metal

Vigas que transmiten poesía

El sentir de un linyera,

que habita entre escombros,

de una civilización perversa.

Melancolía urbana

Nube de errores catastróficos

Flores ya oxidadas

Galpones abandonados

Mirillas enladrilladas

Persecución de historias

Teatro de sombras

Techo de nubes y te encuentro…

Aquí y ahora nos miramos y te beso…

Alegría infinita

II

Ventana esmerilada

Ventana vertical cuadriculada

Escalera en 42 grados

Bajaba el muchacho

Espejo ovalado

Planta baja y se miran a los ojos

Cielo color naranja

Un nuevo amor comienza

Dar la vuelta a la esquina

Kiosco con cartelitos de vecinos que perdieron cosas

Ellos caminan a la plaza

Un perro ladra

Ella lo mira y lo intimida

Él se anima, ella sonríe

El siente que es el mejor día de su vida


                           


   Mariana Alejandra Mendéz & Lucas Alonso















sábado, 5 de diciembre de 2015

Caballero sin Caballo








Con su armadura oxidada iba el caballero sin caballo, hacía un sinfín sin destino. Su camino era difícil, de esos traicioneros, donde un pozo puede contener una serpiente y cada esquina deparar un desafío.
    No había recorrido mucha distancia cuando la primera extrañeza de su aventura se le apareció en forma de serpiente emplumada.
    Nunca creyó que un ser así pudiera existir. Pero ahí estaba, flotando en el aire con un cuerpo verde lleno de escamas y dos pares de alas, de plumas rojas y azules.
    La serpiente emplumada dejó asomar su lengua bífida y preguntó:
    —¿A dónde quieres ir, si aún no conoces tu camino?
    El caballero, sorprendido de que la serpiente hablara, respondió:
    —Se hace camino al andar y si uno se pierde, se desanda.
La serpiente hizo otra pregunta:
    —Entonces, ¿aceptas que puedes estar en el camino equivocado?      
    El caballero vio que la serpiente tenía intención de confundirlo y respondió:   
    —No importa si avanzamos o retrocedemos, siempre estamos en el mismo lugar. Sólo cambia el escenario. Pues como el camino es ilusión, es todos los lugares al mismo tiempo.
    La serpiente se esfumó.





    


viernes, 4 de diciembre de 2015

Un Ermite Anglais - Un Ermitaño Inglés

     


Un ermitaño inglés



El ermitaño vivía con un grupo de leones. Se había perdido en una expedición, de eso hacía dos años. Nunca lo encontraron. Ahora sólo tenía sus dos valijas: una era la de su chelo y otra, la de la ropa, que iba alternando.
    Gracias a las notas de su violonchelo seguía vivo. Lo visitaban cuando amanecía. Él empezaba a tocar hasta la puesta del sol y los leones le llevaban carne cruda que cocinaba a la noche, bien tarde.
     Un día, mientras tocaba su música, un león macho trató de atacarlo y dos hembras se lo impidieron.
    En su nueva y extraña existencia, el ermitaño tenía una posesión especial. Se trataba de una cortina de grandes y bellas lentejuelas de colores, que había sacado de su casa y que había llevado, para colgar en la cabaña donde iba a hospedarse, si su destino no hubiera cambiado. Ahora, la cortina colgaba de tres maderas que simulaban una puerta, única obra que había llevado a cabo. Los leones, miraban esas grandes lentejuelas que, en sus reflejos, jugaban con el sol mientras él, hacía su música. 



 Un ermite anglais



Un ermite anglais. L’ermite vivait avec un groupe de lions. Il s’était perdu suite à une expédition, il y a de cela deux ans. On ne le retrouva jamais. Il ne lui restait maintenant que deux valises : l’une contenant son violoncelle, l’autre celle de ses habits.
    Grâce aux notes de son violoncelle, il restait en vie. Ils le visitaient à l’aube. Lui commençait à jouer et continuait jusqu’à ce que le soleil soit levé. Les lions lui apportaient de la viande crue qu’il cuisinait la nuit, fort tard.
    Un jour, tandis qu’il jouait sa musique, un lion mâle chercha à l’attaquer mais deux femelles l’en empêchèrent.
    Dans sa nouvelle et étrange existence, l’ermite avait une possession spéciale. Il s’agissait d’un rideau fait de grandes et belles paillettes de couleur, qu’il avait pris de sa maison pour l’accrocher dans la cabane qu’il habiterait, si son destin n’eut pas changé. Maintenant, le rideau était accroché à trois bouts de bois qui simulaient une porte, unique ouvrage qu’il ait mené à bien. Les lions regardaient ces paillettes qui, par leurs reflets, jouaient avec le soleil tandis que lui poursuivait sa musique.




Circular phrase - Frase Circular

Frase Circular:
                                           


(Frase circular cero)

El ser humano es contradictorio, dijo un ángel malvado.

Frase circular primera:

Cuando todos creen que entienden todo, en realidad nadie entiende nada.

Frase circular segunda:

En realidad, todo el tiempo está todo bien. El problema es acordarse, todo el tiempo, de que está todo bien.

Frase circular tercera:

La Luz es Todo - La Luz es Verdad - Dios es Energía - La Energía es Amor - El Amor es Verdad - La Verdad es Todo  - Todo es Verdad.
Y con esta tercera frase circular, damos fin a la mentira.



Circular phrase:


(Circulate sentence number zero)

Human beings are contradictory, said an evil angel.

First circular sentence:

When everyone thinks that understands everything, really understands nothing.

Second circular sentence:

Actually, all the time everything is good. The problem is to remember all the time, that everything is right.

Third circular sentence:

Light is Everything - The Light is Truth - God is Energy - Energy is Love - Love is Truth - The Truth is All - All is Truth.

And with this third circular sentence we end finish with the lie.







lunes, 30 de noviembre de 2015

El Metro de Terciopelo Vol. 16




sábado, 28 de noviembre de 2015

Cuento: El Planeta Amarillo


I

En aquel bello planeta de desiertos extensos y cielos sin nubes, en una de las tantas formaciones rocosas del país de Kumbu-La, vivía un científico de la abstracción. Morlo era su nombre, y desde la terraza de arenisca de su casa, observaba los rayos de Alberta que llegaban a la cueva. Descansaba con una taza de té de cactus, en su mano derecha delantera. Era un momento de calma y placidez, hasta que una ráfaga de viento le hizo recordar la fantástica historia de su especie. De aquellos gráciles seres cuadrúpedos que, en épocas pasadas, corrían por los bajíos de altos follajes. De aquellas primeras aventuras de los antepasados por los extensos desiertos de su mundo.
    El paisaje hipnotizaba al científico, mientras sacaba la cuenta de que hacía unos 102.000 giros de Amarillo a Alberta, su pueblo, gracias a una antigua y venerada civilización galáctica, había tomado conciencia. También, en el paisaje de la ventana, se veía cientos de unas flores muy particulares. Morlo sabía que, según antiguas historias, estas  flores, habían sido creadas por la misma civilización, que otrora le diera conciencia a su pueblo. Sabía que esta civilización, en busca de un destino, había partido rumbo a las estrellas.
    El pueblo de Morlo tenía otro legado de esta misteriosa civilización: el idioma y el nombre de su especie, “Agulares”, palabra que deriva del hecho de tener cuatro manos, dos delante y dos atrás.
    Con el tiempo, al descifrar los antiguos textos, los agulares aprendieron a crear las flores minerales y de metal. Estas, desde el alba hasta el crepúsculo, brillan en los horizontes desérticos de Amarillo.
    Pero, ¡no crean que los Agulares están solos en esta tierra! Cuentan con la ayuda de una interesante especie que puebla la gran Galaxia: la especie humana. Juntos, dan forma a las flores que adornan los paisajes de este mundo desértico y rocoso.

II

Morlo observaba el paisaje con su catalejo por las amplias ventanas de arenisca que, de modo natural, se forman en la roca amarillenta.
    ¡Había miles de flores!
    —Todo tiende a su centro y se estabiliza —dijo en vos alta.
    Miró a su última creación: La Flor de Oro y al verla brillar, pensó: “Mucha luz llega desde Alberta…”.
    Por la escalera irregular subía un humano de pelo castaño y le preguntó:
    —Sigus… ¿cuál es el número que el cielo dispuso para regir al orden estelar?   
    —¡Trece! —respondió el humano que, además era su asistente en la tarea de crear las flores minerales.
    —Si  el trece es el número con el que está construido el Universo, querido Sigus, ¿debemos suponer que son trece las divisiones del infinito?
    —Creo, Morlo, que es probable que sean trece… —respondió de manera escueta el humano.
    Sigus hubiera dado una respuesta mejor, pero sus pensamientos estaban a una legua de distancia, más precisamente, en el terreno de su casa, donde experimentaba con algo maravilloso. Pequeños y finos pastos. 
    “¡Una verdadera alfombra viva!”, pensó orgulloso Sigus, y siguió: “Hice un verdadero milagro, porque en estado natural, crece muy disperso y despacio”. Entonces, se preguntó si el diálogo con el científico, que cada veintiocho vueltas de Amarillo a Alberta, le pagaba su sueldo, no se debería a que, con su telepatía, el agular sospechaba algo. Sospechaba que su atención estaba en el experimento de su casa.
    —Ya que no me prestas atención, eres libre de irte a tu casa —dijo el científico de la abstracción, que había leído los pensamientos de su empleado.
    El tiempo pago se había cumplido y Sigus,  acostumbrado a la telepatía de Morlo, sólo se creyó en la obligación de despedirse. Como se acostumbraba, saludó al agular con una mano. Ya en el camino bordeado por las piedras naranja fluorescente, sus preocupaciones regresaron. Pensaba en su esposa. Ella estaba extasiada con su experimento, pero a diferencia de él tenía sus propias ideas sobre lo que aún consideraba magros resultados.
    “¡Emma desea comerse el pequeño pasto!”, se dijo Sigus, angustiado, y dejó su habitual paso tranquilo y comenzó a caminar mas rápido. “Debo hacer lo imposible para convencerla de que ése no es el destino que he elegido para mi experimento”, se dijo cuando Alberta con sus rayos solferinos marcó el fin de aquella jornada.
    Llegó a la puerta de su casa de piedra. Un millardo de estrellas se asomó en el cielo y Emma, al verlo entrar, comentó:
    —Cuidaba tu experimento y me preguntaba, ¿qué vas a hacer con tan rico pasto?
    Sigus se sacó el poncho, se dejó el quitón y confesó:
    —Emma, ¿cuántas veces tengo que decírtelo? No lo veas como un alimento. Es sólo un experimento... —Ella lo miró y él prosiguió—: Para algo cobramos un sueldo con el que podemos comprar vegetales.    
    Dejó el poncho en el perchero:
    —Vayamos al mercado y…  
    Pero no pudo terminar. Emma entró en un ataque de histeria y a grito pelado, exclamó:
    —¡Los vegetales del mercado no son ni la mitad de nutritivos que los de tu cultivo!  ¡Y estos los tenemos acá, sin tener que caminar una legua!
    —Emma querida, vayamos por partes —dijo un Sigus conciliador y en un intento de calmarla, agregó —: Salgamos a ver el cielo nocturno…
    Su esposa aceptó, no muy convencida, y luego de algunas vueltas, en las que ordenó enseres, al fin salió a observar el espectáculo del centro galáctico. Se sentó en el suelo junto a su esposo y, con imaginación, los dos vieron cómo el millardo de estrellas de múltiples colores hacían las veinte constelaciones  de ramilletes de flores geométricas. Varias estrellas fugaces cruzaban el firmamento. Un sordo silencio cubría el cielo y Emma fue la primera en hablar:
    —No quiero que pienses que estoy en contra de tu experimento… —Sigus se ordenó el pelo enrulado, sonrió, la acarició y ella continuó—: Sólo quiero saber cuál va a ser la finalidad de todo esto…
    Miró a su hermosa mujer con cariño y dijo:
    —Voy a contarte...
    —Soy toda oídos...
    —Una vez tuve un sueño. En ese sueño, el mundo aparecía cubierto de los más deliciosos pastos que alguna vez hayas probado… —sacó su pipa, preparó el tabaco—: ¡He descubierto una fórmula!
    —¿Para qué?
    Sigus parpadeó y respondió:
    —Para crear alfombras verdes y con ellas, cubrir nuestro desértico planeta —extendió la mano como si abarcara el horizonte—. ¡Nuestro mundo sería verde Emma! ¡Todos comeríamos del mejor pasto!
    —¡Podríamos volvernos ricos! —exclamó ella.
    Sigus supo que lo decía en broma. Rieron juntos, se les quitó un gran peso de encima y entonces se dijo a sí mismo: “Ahora sé que mi experimento está en buenas manos…”.





miércoles, 25 de noviembre de 2015

El poeta Juan Pablo Rudolffi Ugarte y el editor de Milena Caserola, Matias Reck en la F.l.i.a 2015



Union de las Artes Combinadas