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Lucas Alonso Escritor

sábado, 9 de diciembre de 2017

Cuento del sábado: Ulises

Ulises





Toda la noche estuvo con desvelo, intentó dormir un poco, pero al no poder, prendió la máquina de Realidad Total que le había prestado Martín. “Que extraña aventura” se dijo al recordar ese boliche, la misión que tenía encomendada por los humanos gigantes y a su compañera. “Todo muy real, todo muy virtual” se dijo a si mismo. Tuvo la sensación de que debía levantarse, cuando una polka de Strauss comenzó a sonar. El alba ya calentaba las islas de la estación espacial Progreso 3 y por último pensó “Que manera más rara de descansar en la noche o de no descansar”. Le hubiera gustado quedarse en su casa, pero sabía que no podía faltar a su trabajo, menos con la jugarreta que ese personaje caricaturesco llamado Manston, le hiciera días atrás.
    Todavía con las imágenes de esa fiesta y de ese mundo fantástico, se quitó el visor holográfico, quitó el pequeño disco dorado del aparato y se levantó rumbo a la ducha.
    El agua descendió en pequeñas gotas, el aire de la plaza Victoria entró por la ventana y Ulises, como su consejera y doctora en la Fluorescencia Cultural le enseñara; recopiló los pocos sueños que tuviera esa noche antes de tomar la decisión de prender la máquina de Realidad Total. En su meditación, solo una imagen estática de los astilleros marcianos fue todo lo que recordó.
    En la sala de estar, olvidó a los astilleros y, con un chasquido de sus dedos, encendió la pantalla de realidad total de su casa.
    Esta cubría toda la pequeña estancia, los hológrafos salieron disparados por toda la habitación. Ulises, con su larga cabellera casi rubia cayéndole por la espalda se acomodó y dijo:
    —Torck, noticias por favor.
    De ángulos rectos y cubierto de nubes blancas, apareció una cabeza de la isla de pascua, que dijo:
    —En otro intento de investigar en Siria A la atmósfera del gigante Atlas, hoy, martes 7 de noviembre de 2177, el gobierno de la Tierra, perdió seis naves robot de investigación científica… Esta misma semana, empieza a tener vigencia la ley de inmigración para saetianos… Se inauguró la primera estación para civiles más allá de la nube de Oort —la cabeza de Torck, emulaba a una de las estatuas de la isla como si, con las nubes en movimiento tras su rostro, esta hablara—: Los especialistas dicen que como se encuentra fuera de la influencia de nuestro Helios, los que vivan en esta nueva estación espacial, por la influencia de Sirio, pueden comenzara a reencarnar en esta segunda estrella… Se encontraron tres nuevos satélites artificiales en Neptuno y Plutón. El gobierno de la Tierra considera que, como en otras épocas de la historia, se tratarían de naves nodrizas extraterrestres.   
    Su compañero electrónico quedó en silencio, los hológrafos desaparecieron, Ulises se quedó pensando y  por orden de Torck, las persianas se bajaron, los utensilios de cocina se guardaron y el ordenador preguntó: 
    —¿Está listo?
    —Sí, Tork, gracias.
   —Si no se olvida nada. Entonces puede partir…
    Ulises se acomodó su traje de cuello mao, agarró el equipaje y la pared blanca que tenía delante se abrió en dos hojas a un pasillo vidriado con un ascensor panorámico que mostraba una vertiginosa vista desde la planta 101.
    Mientras el ascensor bajaba raudo, la Tierra, constante imagen de las mañanas, crecía dos cuartos tras la atmósfera de la estación espacial Progreso 3.
    El trayecto duró un instante y Ulises ya estaba en el andén de la calle 122 del expreso magnético 4.
    Cuando llegara el expreso, a diferencia de otras épocas de la humanidad, no tendría que abonar nada. Para trasladarse a cualquier punto del sistema solar todos hacían uso de un transporte espacial gratuito. El tren llegó, se sentó en un confortable asiento y prendió la pantalla tridimensional:
    En tres dimensiones, apareció el sistema estelar de Sirio mientras un comentarista, decía:
    —¡Noticia de último momento! En la orbita de Laisco se encontró un objeto de origen desconocido. 48 horas después de intentar un contacto, el comandante Sebastián Larson, dio la orden de acercarse. El objeto extraño, tal vez en una forma de defensa, formó una bola de luz y desapareció. Por ahora no se sabe su procedencia. Este fue el informe 325, fechado 7 de noviembre de 2177.
    Después de la simulación de la bola de luz, el comentarista, continuó:
    —En el sistema comenzó todo tipo de revuelos. Varios manifestantes se congregaron en Nueva York, Berlín y Pekín. Los manifestantes están en contra de la condecoración de Sebastián Larson, alegando que se está condecorando un error humano. El consejo de Sabios defendió su decisión, apoyándose en que el comandante se acercó en forma amistosa y que el objeto desconocido, al igual como se fue, podía algún día regresar…
    “Es una noticia interesante”, pensó mientras se decía: “No sucede algo así desde que hicimos contacto con los saetianos. Pero… ¿no sería una nave de ellos? De no ser así ¡Es público!” y con emoción concluyó “¡Hicimos contacto con una nueva civilización!”
    Mientras marcaba la clave de su casa y esperaba a que apareciera Torck, sus ideas dieron un vuelco y más pesimista, por último pensó: “¡Cómo si no tuviéramos bastantes… con los saetianos!”




 Este fragmento pertenece a la novela "La Máquina de la Vida"

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