google-site-verification: googleaa5bbe674fd3abf9.html

Lucas Alonso Escritor

sábado, 6 de enero de 2018

Cuento del sábado: Los seres de mentes barrocas

Los seres de mentes barrocas




     
Con el despuntar del alba comenzaron a caminar.
          El denso bosque terminó en una suave pradera de pasto amarillo. Ahora, por la izquierda se presentaba una desértica pampa y por la derecha una cordillera de fuertes pendientes. Había sombras sobre su camino. En ayunas, continuaron por la pampa cuando Romsol comenzó a decir:
         —Lo que buscamos en ustedes es un cambio de conciencia. Por la falta de conciencia existen mundos que son esclavos de las fuerzas de la oscuridad. Por eso, sepan que depende siempre de sus sociedades,  aceptar una influencia… —Romsol les pasó dos frutos de su bolso y siguió—. Ni tan siquiera los espíritus del mal tienen poder si sus sociedades se cierran a ellos. Pero si no tienen discernimiento, si no saben protegerse, si no toman precauciones. Ellos pueden arrastrarlos hasta el infierno mismo.
      —¿Quiénes son estos seres? —preguntó Ulises.
    —Son seres de cuarta dimensión. Son parásitos muy inteligentes, de mentes barrocas. Ellos no pueden crear realidades y por eso, se alimentan de ustedes que son creadores. Ellos saben cómo deben tentarlos con toda clase de cebos. —y para sorpresa de los otros dos, Romsol dijo—. Dios les ha dado ese poder.
    Ulises volvió a preguntar:
    —¿Pero qué mal podemos hacer si solo creamos nuestras realidad?
    —¡Mucho mal! —exclamó el argonita cuando mordía una fruta y siguió—. Como una galaxia es un ser vivo y un sol, un planeta, un árbol y un insecto.  Cada acción de un ser consciente, por mas pequeño que este sea; repercute de forma inesperada a millones de años luz de distancia en otros seres conscientes. Esto, los seres de la oscuridad lo saben bien y como un tablero de ajedrez ellos juegan en contra de la Luz. Asimismo el equilibrio de un ser que va por el buen camino, a millones de años luz; repercute también en ustedes.
     —Esto significa que la acción de nuestros mundos, repercute en el resto del Universo; porque como antenas que transmitimos nuestros sentimientos, estamos conectados con el resto del Universo —dijo Boros.
    —¿Cuando soñamos, nos transmiten desde otras dimensiones… —preguntó Ulises, Boros quedó en silencio y el argonita comentó: 
    —Seguro Ulises, estas en lo cierto, por eso en tu mundo está el dicho que dice: ¡Quien persigue a sus sueños va por el buen camino!
    Los otros dos rieron.
    Ulises recordó los años de hibernación y el sueño de los delfines en la colina, se le hacía presente.
      —¡Sí! —dijo luego.
    —Los delfines son sus hermanos acuáticos. Hay un puente entre las almas de estos gráciles seres y los humanos terrestres  —dijo Romsol adelantándose a una posible pregunta.
    —Siempre imaginé que algo así podía ser la respuesta. —Dijo el humano solar cuando arrojaba las semillas del fruto violeta—. Me queda una pregunta ¿Por qué  los delfines no crearon una civilización como la nuestra?




 Este texto es un extracto de la novela: La Máquina de la Vida