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Lucas Alonso Escritor

sábado, 13 de enero de 2018

Cuento del sábado: Encuentro

Encuentro



I

La tranquilidad volvió a la sala central. Boros se acomodó en el cubo que utilizaba como asiento y Ulises, continuó de pie. La astronave al fin se había detenido. Todo transcurrió tan rápido y con tanta agitación, que recién se daban cuenta de que tenían un hambre atroz.
    Boros revisó la reserva de alimento y confirmó que esta superaba sus mejores previsiones. Había comida para varios meses.
    El saetiano miró a Ulises, y desde el cubo gris, con un ademán, dijo:
    —¡Adelante!  
    Entonces manipuló los símbolos holográficos y poco después, sobre el cubo que usaban de mesa, había un suculento almuerzo, estilo saetiano.
    Ulises no dejaba de sorprenderse del arte culinario de Boros. Por otro lado, las verduras, gracias a la magia de la Federación de Mundos, parecían recién cosechadas. La salsa agridulce que ponían en todas su comidas, por supuesto, también ayudaba a que fuera un verdadero manjar.
    Con la panza llena, Ulises pensó en lo que había dicho su compañero sobre las reservas de alimento, y se dijo: “Cuando el alimento de Sarco se acabe, quedará solo el de Sol”. Luego preguntó:
    Boros, ¿cuáles son las reservas de alimento de Sarco?
    El otro revisó los datos y comentó: 
    ¡Tenemos mucha comida saetiana! ¡Si la repartimos en pequeñas raciones, va a alcanzar para sesenta días!
   

II

Quedaron en silencio. La computadora ahora actuaba como ventana y mostraba una estrella enana blanca.

"Este extracto pertenece a la novela: La Máquina de la Vida"