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Lucas Alonso Escritor

sábado, 26 de mayo de 2018

Texto del sábado: Conocimiento Sufí



Conocimiento Sufí



I

Hace cerca de mil años, un poeta sufí decía del sufismo que era un sabor. Porque consideraba que su objeto y su fin eran la sabiduría de verdades trascendentes. Más comparable con las experiencias de los sentidos que con el conocimiento que procede de la mente.
El sufismo es un puente entre Oriente y Occidente. Un camino, una manera de buscar y un arte.
"Buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá."
El sufismo ha tenido nexos directos con la creación poética: es el movimiento del poeta hacia lo desconocido y lo indecible. El deseo de elevar el espíritu por encima de sí mismo y emigrar del mundo sensible al imaginario. Por ejemplo para Ibn Arabi, la existencia es imaginación dentro de la imaginación.

II
Mientras más nos adentramos en esta ciencia del espíritu, vemos que el desarrollo espiritual sufí, requiere que el aspirante pase por siete fases de preparación. Estas fases se conocen con el término nafs (alimento) y son las siguientes:
1. El nafs depravado y dominante.
2. El nafs acusador.
3. El nafs inspirado.
4. El nafs sereno.
5. El nafs realizado.
6. El nafs que realiza.
7. El nafs purificado y completo.

          "No hay más realidad que la realidad", afirma este arte sagrado en su doctrina de geométrica simpleza. Todas las cosas formadas por las fuerzas del universo tienen una forma, un contenido divino y perplejidad metafísica.
Agotar la realidad, darle un ritmo -aquí y ahora- a esta geometría divina, es la propuesta de estos místicos heterodoxos (de raíces platónicas - neoplatónicas-, gnósticas y zoroastrianas), de allí que se defina al sufí como el hijo del tiempo presente y el hijo del instante.
         
III

Percibir dimensiones de profundidad y elevación. Tener un despertar vertical de la conciencia a una nueva realidad es el objetivo analógico del sufismo y también de la poesía. 
          El sufismo, como la poesía, trasciende las cadenas de la religión hacia una esencial forma de contemplación: mística, salvaje y más allá de cualquier ideología.
El asombro ante la contemplación de la realidad lleva al poeta a divinizarla, a volverla sagrada. El poeta sufí no pretende tan sólo utilizar el lenguaje sino fundirse en comunión con él.

IV

Podemos decir que el sentido final del sufismo es la santidad unida a la originalidad inseparable de la unidad. La santidad del poeta es su estilo.

Transforma tu cuerpo entero
en visión, hazte mirada.

Rûmi


A semejanza del taoísmo y del zen, el sufí establece una relación tácita entre revelación mística e inspiración poética y también  provee la metafísica necesaria para su comprensión.
Las palabras son el vehículo para el íntimo deslumbramiento y el silencio es su oración. "En verdad, somos Dios, y a Él regresamos", afirma el versículo de "la sabiduría del retorno". Este viaje hacia el interior divino ha sido encontrado por estos místicos a través de dos vías de ascesis: la meditación y la poesía (ojos de la imaginación).

Quien no ve la mano que realiza la escritura,
supone que el resultado procede del movimiento de la pluma.

Rûmi

Para el sufí, el corazón es el centro y comprende todas sus prolongaciones verticales. El corazón es el istmo-emblema que separa los dos mares que simbolizan cielo y tierra, espíritu y cuerpo: "El perfume y las mujeres se me han hecho queridos y el frescor ha venido a mis ojos en la oración".
La mística erótica también tiene cabida en este arte hierático:

Su Torá es la tabla de sus piernas en su esplendor,
que yo sigo y estudio como si fuera Moisés.

Ibn al Farid

V


Tariqa es el método de vida que, por medio de una plenitud sexual, conduce a la luz imperecedera. Según la ciencia Sufí, el sexo lleva a cabo esa reconciliación milagrosa: carne-espíritu, entraña-luz.
No sólo el amor divino y abstracto, también el amor al cuerpo, más allá de la razón.

No hay bondad en un amor si la razón lo gobierna.

Ibn Arabi

La oración, el poema y el corazón son para el sufí el centro de la conciencia. "Serena tu espíritu y aprende a nadar", decía Alí al Yamal a propósito del estado de perplejidad, de quietismo, de alumbramiento que busca el iniciado. Dicho en otros términos: libera tu mente de tal modo que tu espíritu, en inspiración, pueda experimentar los movimientos espontáneos de la intuición.

 "Aquellos que no son peces pronto se cansan en el agua"

Rûmi


Este estado privilegiado sólo logra ser abarcado por el instante poético, intuición del instante, momento que se hace físico a través de la danza en la Orden de los Derviches Giróvagos.
Dejar el corazón vacío, cortar los vínculos con el mundo, es el método de ascesis de los sufíes y está resumido en la palabra árabe fanâ, que traduce "aniquilamiento".
          "Si quieres ser sincero, muere", dice Ibn al Farid. Aniquila el ego (el ídolo de todo hombre es su ego). "Que tu aniquilamiento sea tal, que no tengas ya ganas de negar ni de afirmar".
Por último, podemos decir que la vía mística es el vacío, pero no el vacío absurdo, sino el vacío pleno.
Se vacía de sí mismo (kenosis) y se deja invadir por la divinidad. Este ir más allá sobrepasa la razón hasta llegar a la ebriedad. Es el vino del que hablara Omar Khayyam en sus Robaiyyat.

No hay lugar digno en el mundo para quien vive sobrio,
pues el saber se le escapa a quien ebrio no muere.

Ibn al Farid

Ésta inmensa cantera de la tradición poética sufí abarca grandes nombres que van desde Rûmi (Afganistán, 1207-Turquía 1273), fundador de la Orden de los Derviches Giróvagos, hasta Ibn Arabi (Murcia, 1165-Damasco, 1240), Doctor Máximus del sufismo español, bereber del Al-Andalus.





De un texto de Jorge Cadavid 

con adaptación de Lucas M. Alonso A.