El juego del Dragón
Iluminado por
la antorcha de Jorge, en medio de la gruta, descansaba un pequeño tablero y un
Dragón. El juego era de Persia, el obsequió de un hierofante, venido de Egipto.
El gran Dragón permitió que San Jorge
empezara, mientras decía:
—Si
pierdes, serás mi almuerzo del día.
Los dos se acomodaron a ambos lados del
tablero, y el Dragón agregó, indicando con una uña:
—Hagamos líneas de cuatro en este tablero
de cinco por cinco. Dos fichas seguidas, cada uno, en el primer turno y,
después, una ficha por turno, hasta que uno haga línea de cuatro. Así jugaremos
hasta sumar cinco partidas ganadas.
—Estoy de acuerdo —respondió San Jorge—.
Pero si tú pierdes, te dejarás matar por mi espada.
—¡Já!
—rió el Dragón, y comenzaron.
Un rato después, San Jorge dijo:
—¡El
que ríe último, ríe mejor! —y mató al Dragón.
Lucas Alonso Escritor