Biografía de un astronauta secreto
I
De
chico como cualquier niño de Buenos Aires jugaba en su casa, en una plaza o en
la casa de un amiguito, hasta que un día, sus padres junto a un hombre de
rostro misterioso, entraron a su habitación.
—Este
será tu tutor por los próximos años, hijo… Ahora iras con él —dijo su progenitor con una mano sobre su pequeño
rostro mientras agregaba—: Vendrá a buscarte
los fines de semana y te llevará a jugar a un lugar muy especial.
El niño, sin entender de qué se trataba aquello, miró a su padre y
preguntó:
—¿Ahora iré
con este señor?
—Sí, hijo. —fue la corta respuesta de su progenitor.
Después
de aquel día, la vida de este niño que luego se transformaría en escritor, ya
no sería la misma.
En
un principio, para él esta nueva experiencia, solo se trataba de unos señores amigos
de su padre, que lo venían a buscar y lo llevaban a un extraño parque de
diversiones lleno de salas de juego y salas de educación.
Nunca
hubiera imaginado que por su intuición y sus capacidades de abstracción, había
sido especialmente elegido para ser parte de una agencia secreta espacial de
occidente.
II
II
Los
años pasaron, la adolescencia llegó y a diferencia de sus amigos de barrio que,
comenzaban con los juegos del enamoramiento. Él se dedicaba a desentrañar las
intenciones de extraterrestres venidos de distintas partes de la Galaxia y más
allá.
Él
nos cuenta, que al igual que cualquier ciudadano de la sociedad argentina,
tenía que cumplir una función visible. Por eso nos relata en diferentes
entrevistas que, en aquella agencia secreta, le realizaban infinidad de pruebas
psicofísicas. Nos cuenta que por lo anterior, descubrieron en él una gran necesidad
de trasmitir sus vivencias. ¡Cosa que no está demás decir que en un primer
momento casi se lo impidieron! Pero más adelante, al cumplir los dieciocho, la
agencia que él nos dice es real, le permitió hacer biografías ficcionadas de sus
experiencias con diferentes visitantes del Cosmos.
—¡Vas a ser escritor!—le confirmaron en
la agencia espacial secreta.
Todo
lo anterior dicho, por supuesto, no lo podemos comprobar. En los siguientes cuentos
de ficción, consideramos que está la oportunidad de recibir información
verídica de experiencias con seres de fuera de este mundo. Por supuesto, el
lector tendrá la última palabra.