Biografía de
un autor argentino
Aparte
de su gran amor por la literatura, siempre fue un entusiasta investigador. En el
año de 1999 se animó a anotarse en el instituto Balseiro de Bariloche. Ingresó con
alto puntaje y se especializó en astrofísica. En 2001, conoció al investigador ruso Nikolai Kozlov, hombre muy reconocido en su país. Este, sería muy importante
en la vida de nuestro autor. Al tiempo, Nikolai, encantado
con la literatura de nuestro amigo, comenzó a traducir los textos a su idioma
natal.
Por
otro lado, entre los dos surgió una gran amistad y en el año 2001, en una
primera misión investigativa, que sería el inicio de otra mucho más grande. Al
igual que el gran escritor de ciencia ficción inglés, Charles Darwin, hicieron una
excursión a la isla de los Estados. Este viaje inspiró a nuestro amigo a la que
sería su segunda novela. En la misma época, Nikolai, conocedor
de la extensa Siberia, introdujo a nuestro compatriota en el conocimiento de la
teoría de la Tierra Hueca del norteamericano William Reed. Nuestro amigo, supo
así, por otra fuente, algo que ya intuía desde hacía más de una década: El
pueblo ruso, entre sus muchos secretos, desde hace más de cien años, realiza
incursiones a esa tierra que está más allá del polo geográfico.
“No
existen los polos físicos. Yo mismo lo he comprobado, en varios viajes a ese
mundo desconocido”, decía sin cesar Nikolai, mientras sin darse cuenta y como
en su época le debieron haber soplado al francés Julio Verne, influenciaba a su
camarada en futuros trabajos.
En
2003, este escritor y científico argentino, junto a su camarada ruso, se
instalaron en San Peterburgo, donde la editorial Semiónov los esperaba para publicar. Días después, a comienzos del
verano ruso, se prepararon para el gran viaje a la Siberia, más precisamente a
la ciudad de Anádyr, desde donde intentarían
llegar al paralelo sesenta. Nikolai decía que a partir de ese paralelo, el
clima se hacía cálido y se podía entrar en un nuevo mundo. Por el lapso de dos
años, nada se supo de este escritor y científico argentino y de su amigo de
origen ruso. Lo que sí se sabe, es que a partir de esta aventura, surgieron sus
dos famosos libros de cuentos escritos en español y traducidas al ruso.
Los
cuentos que entran en esta antología
pertenecen a esa época. Aunque es considerado un escritor de ciencia ficción,
nuestro compatriota nunca dijo que sus relatos fueran fantasías o invenciones
suyas. Por esta razón, aunque por lo fantástico así lo aparentan y a diferencia
del escritor de ciencia ficción del siglo XIX Charles Darwin, no sabemos cuánto
de ficción hay en sus relatos.