jueves, 31 de diciembre de 2015
martes, 15 de diciembre de 2015
lunes, 14 de diciembre de 2015
domingo, 13 de diciembre de 2015
viernes, 11 de diciembre de 2015
Cuento: Nubes nocturnas
Nubes nocturnas
Algunas
noches, extrañas nubes surcan los cielos. Según la ciencia, son el producto de
la atracción lunar en la atmósfera. Aparte de ésta primera, para que aparezcan
se deben dar otras dos condiciones: poca humedad y una temperatura de unos quince
grados.
Los lugares ideales para observarlas son
las zonas de montaña.
Como resultado de la baja humedad y,
gracias a la baja fricción del aire, estas nubes siempre están en movimiento. Sus
formas son, por lo general, alargadas.
Por su poca frecuencia, si alguna vez tiene
oportunidad de verlas, se recomienda: una mochila, abrigo, sentarse cómodo y, admirarlas
durante largo rato de modo cuidadoso.
No mucha gente sabe que hay seres que
gustan de ellas. Algunos de sus habitantes conocidos y de más fácil observación,
son las aves y los murciélagos. Los difíciles son los silfos gigantes.
Como sábanas trasparentes surcan los aires y
la dificultad al encontrar los silfos
gigantes es recompensada al verlos volar en grandes grupos.
No se sorprenda de observar algún objeto
metálico que refleja luces azules rojas y verdes. Ellos, los navieros de otros
mundos, son los que crean este tipo de nubes.
jueves, 10 de diciembre de 2015
Urban poetry & Poesía Urbana
I
Urban poetry
Suburban melancholy
Buildings from metal flowers
Beams transmitted poetry
The feel of a bum,
who lives in rubble,
a perverse civilization.
urban melancholy
Cloud catastrophic errors
Flowers and rusted
abandoned warehouses
peepholes bricked
Chasing stories
Shadow theater
Ceiling and I find ...
Here and now we look and kiss you ...
infinite joy
II
frosted window
Gridded vertical window
Staircase at 42 degrees
The boy down
oval mirror
Ground floor and look at the eyes
Orange sky
A new love begins
To turn the corner
Kiosk with little signs of neighbors who lost things
They walk to the square
A dog barks
She looks at him and intimidates
He is encouraged, she smiles
He feels that is the best day of his life
I
Poesía
Urbana
Melancolía
Suburbana
Edificios
entre flores de metal
Vigas
que transmiten poesía
El
sentir de un linyera,
que
habita entre escombros,
de
una civilización perversa.
Melancolía
urbana
Nube
de errores catastróficos
Flores
ya oxidadas
Galpones
abandonados
Mirillas
enladrilladas
Persecución
de historias
Teatro
de sombras
Techo
de nubes y te encuentro…
Aquí
y ahora nos miramos y te beso…
Alegría
infinita
II
Ventana
esmerilada
Ventana
vertical cuadriculada
Escalera
en 42 grados
Bajaba
el muchacho
Espejo
ovalado
Planta
baja y se miran a los ojos
Cielo
color naranja
Un
nuevo amor comienza
Dar
la vuelta a la esquina
Kiosco
con cartelitos de vecinos que perdieron cosas
Ellos
caminan a la plaza
Un
perro ladra
Ella
lo mira y lo intimida
Él
se anima, ella sonríe
El
siente que es el mejor día de su vida
Mariana Alejandra
Mendéz & Lucas Alonso
sábado, 5 de diciembre de 2015
Caballero sin Caballo
Con su armadura oxidada iba el
caballero sin caballo, hacía un sinfín sin destino. Su camino era difícil, de
esos traicioneros, donde un pozo puede contener una serpiente y cada esquina
deparar un desafío.
No había recorrido mucha distancia cuando la primera extrañeza de su
aventura se le apareció en forma de serpiente emplumada.
Nunca creyó que un ser así pudiera existir. Pero ahí estaba, flotando en
el aire con un cuerpo verde lleno de escamas y dos pares de alas, de plumas
rojas y azules.
La serpiente emplumada dejó asomar su lengua bífida y preguntó:
—¿A
dónde quieres ir, si aún no conoces tu camino?
El caballero, sorprendido de que la
serpiente hablara, respondió:
—Se hace camino al andar y si uno se
pierde, se desanda.
La serpiente hizo otra pregunta:
—Entonces,
¿aceptas que puedes estar en el camino equivocado?
El caballero vio que la serpiente tenía intención de confundirlo y
respondió:
—No importa si avanzamos o retrocedemos,
siempre estamos en el mismo lugar. Sólo cambia el escenario. Pues como el
camino es ilusión, es todos los lugares al mismo tiempo.
La serpiente se esfumó.
viernes, 4 de diciembre de 2015
Un Ermite Anglais - Un Ermitaño Inglés
Un ermitaño inglés
El ermitaño vivía con un grupo de leones. Se había perdido
en una expedición, de eso hacía dos años. Nunca lo encontraron. Ahora sólo
tenía sus dos valijas: una era la de su chelo y otra, la de la ropa, que iba
alternando.
Gracias a las
notas de su violonchelo seguía vivo. Lo visitaban cuando amanecía. Él empezaba
a tocar hasta la puesta del sol y los leones le llevaban carne cruda que
cocinaba a la noche, bien tarde.
Un día, mientras
tocaba su música, un león macho trató de atacarlo y dos hembras se lo
impidieron.
En su nueva y
extraña existencia, el ermitaño tenía una posesión especial. Se trataba de una
cortina de grandes y bellas lentejuelas de colores, que había sacado de su casa
y que había llevado, para colgar en la cabaña donde iba a hospedarse, si su
destino no hubiera cambiado. Ahora, la cortina colgaba de tres maderas que
simulaban una puerta, única obra que había llevado a cabo. Los leones, miraban esas
grandes lentejuelas que, en sus reflejos, jugaban con el sol mientras él, hacía
su música.
Un ermite anglais
Un ermite
anglais. L’ermite vivait avec un groupe de lions. Il s’était perdu suite à une
expédition, il y a de cela deux ans. On ne le retrouva jamais. Il ne lui
restait maintenant que deux valises : l’une contenant son violoncelle, l’autre
celle de ses habits.
Grâce aux notes de son violoncelle, il
restait en vie. Ils le visitaient à l’aube. Lui commençait à jouer et
continuait jusqu’à ce que le soleil soit levé. Les lions lui apportaient de la
viande crue qu’il cuisinait la nuit, fort tard.
Un jour, tandis qu’il jouait sa musique, un
lion mâle chercha à l’attaquer mais deux femelles l’en empêchèrent.
Dans
sa nouvelle et étrange existence, l’ermite avait une possession spéciale. Il
s’agissait d’un rideau fait de grandes et belles paillettes de couleur, qu’il
avait pris de sa maison pour l’accrocher dans la cabane qu’il habiterait, si
son destin n’eut pas changé. Maintenant, le rideau était accroché à trois bouts
de bois qui simulaient une porte, unique ouvrage qu’il ait mené à bien. Les lions
regardaient ces paillettes qui, par leurs reflets, jouaient avec le soleil
tandis que lui poursuivait sa musique.
Circular phrase - Frase Circular
Frase Circular:
(Frase circular cero)
El ser humano es
contradictorio, dijo un ángel malvado.
Frase circular
primera:
Cuando todos creen
que entienden todo, en realidad nadie entiende nada.
Frase circular
segunda:
En realidad, todo el tiempo está todo bien. El
problema es acordarse, todo el tiempo, de que está todo bien.
Frase circular
tercera:
La Luz es Todo - La Luz es Verdad - Dios es
Energía - La Energía es Amor - El Amor es Verdad - La Verdad es Todo - Todo es Verdad.
Y con esta tercera frase circular, damos fin a la
mentira.
Circular phrase:
(Circulate sentence number zero)
Human beings
are contradictory, said an evil angel.
First circular sentence:
When everyone
thinks that understands everything, really understands nothing.
Second circular sentence:
Actually, all
the time everything is good. The problem is to remember all the time, that
everything is right.
Third circular sentence:
Light is
Everything - The Light is Truth - God is Energy - Energy is Love - Love is
Truth - The Truth is All - All is Truth.
And with this third circular sentence we end finish
with the lie.
lunes, 30 de noviembre de 2015
sábado, 28 de noviembre de 2015
Cuento: El Planeta Amarillo
I
En aquel bello planeta de desiertos
extensos y cielos sin nubes, en una de las tantas formaciones rocosas del país
de Kumbu-La, vivía un científico de la abstracción. Morlo era su nombre, y
desde la terraza de arenisca de su casa, observaba los rayos de Alberta que
llegaban a la cueva. Descansaba con una taza de té de cactus, en su mano
derecha delantera. Era un momento de calma y placidez, hasta que una ráfaga de
viento le hizo recordar la fantástica historia de su especie. De aquellos
gráciles seres cuadrúpedos que, en épocas pasadas, corrían por los bajíos de
altos follajes. De aquellas primeras aventuras de los antepasados por los
extensos desiertos de su mundo.
El paisaje hipnotizaba al científico, mientras sacaba la cuenta de que
hacía unos 102.000 giros de Amarillo a Alberta, su pueblo, gracias a una
antigua y venerada civilización galáctica, había tomado conciencia. También, en
el paisaje de la ventana, se veía cientos de unas flores muy particulares.
Morlo sabía que, según antiguas historias, estas flores, habían sido creadas por la misma
civilización, que otrora le diera conciencia a su pueblo. Sabía que esta
civilización, en busca de un destino, había partido rumbo a las estrellas.
El pueblo de Morlo tenía otro legado de esta misteriosa civilización: el
idioma y el nombre de su especie, “Agulares”, palabra que deriva del hecho de
tener cuatro manos, dos delante y dos atrás.
Con el tiempo, al descifrar los antiguos textos, los agulares
aprendieron a crear las flores minerales y de metal. Estas, desde el alba hasta
el crepúsculo, brillan en los horizontes desérticos de Amarillo.
Pero, ¡no crean que los Agulares están solos en esta tierra! Cuentan con
la ayuda de una interesante especie que puebla la gran Galaxia: la especie
humana. Juntos, dan forma a las flores que adornan los paisajes de este mundo
desértico y rocoso.
II
Morlo observaba el paisaje con su
catalejo por las amplias ventanas de arenisca que, de modo natural, se forman
en la roca amarillenta.
¡Había miles de flores!
—Todo tiende a su centro y se estabiliza —dijo en vos alta.
Miró a su última creación: La Flor de Oro y al verla brillar, pensó:
“Mucha luz llega desde Alberta…”.
Por la escalera irregular subía un humano de pelo castaño y le preguntó:
—Sigus… ¿cuál es el número que el cielo dispuso para regir al orden
estelar?
—¡Trece! —respondió el humano que, además era su asistente en la tarea
de crear las flores minerales.
—Si el trece es el número con el
que está construido el Universo, querido Sigus, ¿debemos suponer que son trece
las divisiones del infinito?
—Creo, Morlo, que es probable que sean trece… —respondió de manera escueta el
humano.
Sigus hubiera dado una respuesta mejor, pero sus pensamientos estaban a
una legua de distancia, más precisamente, en el terreno de su casa, donde
experimentaba con algo maravilloso. Pequeños y finos pastos.
“¡Una verdadera alfombra viva!”, pensó orgulloso Sigus, y siguió: “Hice
un verdadero milagro, porque en estado natural, crece muy disperso y despacio”.
Entonces, se preguntó si el diálogo con el científico, que cada veintiocho
vueltas de Amarillo a Alberta, le pagaba su sueldo, no se debería a que, con su
telepatía, el agular sospechaba algo. Sospechaba que su atención estaba en el
experimento de su casa.
—Ya que no me prestas atención, eres libre de irte a tu casa —dijo el
científico de la abstracción, que había leído los pensamientos de su empleado.
El tiempo pago se había cumplido y Sigus, acostumbrado a la telepatía de Morlo, sólo se
creyó en la obligación de despedirse. Como se acostumbraba, saludó al agular
con una mano. Ya en el camino bordeado por las piedras naranja fluorescente,
sus preocupaciones regresaron. Pensaba en su esposa. Ella estaba extasiada con
su experimento, pero a diferencia de él tenía sus propias ideas sobre lo que aún
consideraba magros resultados.
“¡Emma desea comerse el pequeño pasto!”, se dijo Sigus, angustiado, y
dejó su habitual paso tranquilo y comenzó a caminar mas rápido. “Debo hacer lo
imposible para convencerla de que ése no es el destino que he elegido para mi
experimento”, se dijo cuando Alberta con sus rayos solferinos marcó el fin de
aquella jornada.
Llegó a la puerta de su casa de piedra. Un millardo de estrellas se
asomó en el cielo y Emma, al verlo entrar, comentó:
—Cuidaba tu experimento y me
preguntaba, ¿qué vas a hacer con tan rico pasto?
Sigus se sacó el poncho, se
dejó el quitón y confesó:
—Emma, ¿cuántas veces tengo que decírtelo? No lo veas como un alimento.
Es sólo un experimento... —Ella
lo miró y él prosiguió—: Para algo cobramos un sueldo con el que podemos
comprar vegetales.
Dejó el poncho en el perchero:
—Vayamos al mercado y…
Pero no pudo terminar. Emma entró en un ataque de histeria y a grito
pelado, exclamó:
—¡Los vegetales del mercado no son ni la mitad de nutritivos que los de
tu cultivo! ¡Y estos los tenemos acá, sin
tener que caminar una legua!
—Emma querida, vayamos por partes —dijo un Sigus conciliador y en un
intento de calmarla, agregó —: Salgamos a ver el cielo nocturno…
Su esposa aceptó, no muy convencida, y luego de algunas vueltas, en las
que ordenó enseres, al fin salió a observar el espectáculo del centro galáctico.
Se sentó en el suelo junto a su esposo y, con imaginación, los dos vieron cómo
el millardo de estrellas de múltiples colores hacían las veinte
constelaciones de ramilletes de flores
geométricas. Varias estrellas fugaces cruzaban el firmamento. Un sordo silencio
cubría el cielo y Emma fue la primera en hablar:
—No quiero que pienses que estoy en contra de tu experimento… —Sigus se
ordenó el pelo enrulado, sonrió, la acarició y ella continuó—: Sólo quiero
saber cuál va a ser la finalidad de todo esto…
Miró a su hermosa mujer con cariño y dijo:
—Voy a contarte...
—Soy toda oídos...
—Una vez tuve un sueño. En ese sueño, el mundo aparecía cubierto de los
más deliciosos pastos que alguna vez hayas probado… —sacó su pipa, preparó el
tabaco—: ¡He descubierto una fórmula!
—¿Para qué?
Sigus parpadeó y respondió:
—Para crear alfombras verdes y con ellas, cubrir nuestro desértico
planeta —extendió la mano como si abarcara el horizonte—. ¡Nuestro mundo sería
verde Emma! ¡Todos comeríamos del mejor pasto!
—¡Podríamos volvernos ricos! —exclamó ella.
Sigus supo que lo decía en broma. Rieron juntos, se les quitó un gran
peso de encima y entonces se dijo a sí mismo: “Ahora sé que mi experimento está
en buenas manos…”.
miércoles, 25 de noviembre de 2015
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