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Lucas Alonso Escritor

miércoles, 3 de junio de 2015

Escritoras amigas: Ana Silvia Mazía




¡Me lo supuse! Soy una de las pocas personas a las que les interesa nuestra bella lengua. Español rioplatense. Qué riqueza. Cómo la estamos dilapidando, empobreciendo.

¿Total, para qué sirve? ¿Qué importa?

Si nuestro cerebro, el sector donde nace y llega el idioma, las palabras, está extranjerizado, ¿qué importa? Ya hace rato que tenemos shoppings, que hay cosas cool, y ahora padecemos... hold out ¿Cómo les suena eso?
Bah, da lo mismo si pongo el acento o no. Si va con c o con s o con z...
No tiene importancia. Total, podemos expresarnos con gestos, con "¡Ugh!", con "¡Yeah!", con "boludo/a"... No hace falta más. 
Tampoco hace falta que nos miremos y nos escuchemos. Si no, ¿para qué están los teléfonos celulares?




"Palabra" es una palabra... lo juro. O sea, palabra de honor.
Claro, también son palabras éstas que estoy usando ahora, y "es", y "lo", y "juro"...

¡Hasta "etcétera" es una palabra! 




Cuándo salió corriendo

a buscar a Quién.

"¿Dónde, dónde está?", gemía.

¿Quién?

¡Quién!

¿Se perdió?

¿Cómo?

¡Cómo, cómo!

¡Y... qué sé yo!

¿Dónde estará?

Y... en el momento.

¿Cuando dicen: "el momento donde"?

Bueno: ahí  está.






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