Todo lo que uno hace, tiene sus resultados. Por eso, con mucho esfuerzo con mis libros llegué a la gran Librería Hernandez de Av. Corrientes 1436, Buenos Aires. Abajo les dejo un link de Mercado Libre donde se vende Laberinto Bilingue. Ese maravilloso libro de poesías y cuentos cortos existenciales que gracias a muchos amigos, ya circulo por canales no tradicionales de América del sur.
lunes, 29 de enero de 2018
sábado, 27 de enero de 2018
Cuento del sábado: Frutos extraterrestres
Frutos extraterrestres
Su amigo de Sol también estaba ahí casi estático
como él. Observaban una plantación de árboles frutales que crecían frente a sus
narices. Estos eran altos de tronco liso y oscuro. En largas hileras cada, veinte metros, se erguían majestuosos ante la presencia de los visitantes. Al igual que los fuertes y duros
pastos que crecían en el páramo, sus hojas eran de color verde claro casi fosforescentes y sin poder creer todavía el destino que tenían ante tal hallazgo, el nuevo descubrimiento hizo que los dos se
quedaran absortos ante el paisaje. Porque mientras miraban embelesados los grandes frutos
redondos y amarillos medio apocados casi dorados, que crecían bajo las altas
ramas. Nunca imaginaron que a solo una centena de metros de su antiguo camino
podían existir plantaciones tan bastas.
Saliendo
de la alucinación que el nuevo paisaje le provocaba, y luego de una corta
carcajada, Ulises dijo:
—No espero que me des la razón, porque sabes que nunca me intereso tenerla. Bastaría con que me hagas pie para ver si alcanzamos.
Indicó uno de los frutos más bajos que colgaban a unos tres metros del suelo. Boros lo ayudo hasta que de un fuerte manotazo Ulises tiró el pesado fruto sobre los pastos.
—No espero que me des la razón, porque sabes que nunca me intereso tenerla. Bastaría con que me hagas pie para ver si alcanzamos.
Indicó uno de los frutos más bajos que colgaban a unos tres metros del suelo. Boros lo ayudo hasta que de un fuerte manotazo Ulises tiró el pesado fruto sobre los pastos.
De
cáscara dura y gruesa y por la falta de herramientas no fue fácil
la tarea de abrirlos. A fuertes golpes contra el oscuro tronco lograron
romperlo para que, de su centro, saliera un líquido transparente y no muy
espeso. Ulises se apresuró a beber, el saetiano cuando prefirió
no probar. Adujo que no tenía apetito y se fue en busca de
algún fruto caído que entre tantos árboles estaba seguro que enseguida
encontraría.
Este extracto pertenece a la novela ''La Máquina de la Vida"
viernes, 19 de enero de 2018
Cuento del sábado: Confianza y Seguridad
Confianza
y Seguridad
El tren público y gratuito bajó la velocidad y se
detuvo en la franja amarilla. Ulises se dirigió hacia una computadora
desocupada, pasó el chip por la ranura y la máquina le entregó un ticket de
viajero, con el que se sorteaba una estadía en las antiquísimas bases
extraterrestres, ahora recuperadas, del lado oculto de la Luna. Luego fue en
busca de una azafata que pudiera guiarlo en su trayecto a pie hasta la
astronave.
Con los
cambios culturales de las últimas décadas y con una abundancia como nunca antes,
se hubiera imaginado. La gente se había vuelto cada vez más minimalista y esa
sencillez había llegado a sus ropas. Entre la multitud de la Terminal de San
Carlos, se veían los típicos vestidos de cáñamo, de colores muy claros que casi
todos usaban, también se destacaban, los ciudadanos que por el día de hoy,
habían optado ser “confianza y ayuda” y que eran el equivalente a la seguridad
de otras épocas.
sábado, 13 de enero de 2018
Cuento del sábado: Encuentro
Encuentro
I
La
tranquilidad volvió a la sala central. Boros se acomodó en el cubo que
utilizaba como asiento y Ulises, continuó de pie. La astronave al fin se había
detenido. Todo transcurrió tan rápido y con tanta agitación, que recién se
daban cuenta de que tenían un hambre atroz.
Boros revisó la reserva de alimento y
confirmó que esta superaba sus mejores previsiones. Había comida para varios
meses.
El saetiano miró a Ulises, y desde el cubo
gris, con un ademán, dijo:
—¡Adelante!
Entonces manipuló los símbolos holográficos
y poco después, sobre el cubo que usaban de mesa, había un suculento almuerzo,
estilo saetiano.
Ulises no dejaba de sorprenderse del arte
culinario de Boros. Por otro lado, las verduras, gracias a la magia de la
Federación de Mundos, parecían recién cosechadas. La salsa agridulce que ponían
en todas su comidas, por supuesto, también ayudaba a que fuera un verdadero
manjar.
Con la panza llena, Ulises pensó en lo que
había dicho su compañero sobre las reservas de alimento, y se dijo: “Cuando el
alimento de Sarco se acabe, quedará solo el de Sol”. Luego preguntó:
—Boros, ¿cuáles son las reservas
de alimento de Sarco?
El otro revisó los datos y comentó:
—¡Tenemos mucha comida saetiana! ¡Si la repartimos en pequeñas
raciones, va a alcanzar para sesenta días!
II
Quedaron en
silencio. La computadora ahora actuaba como ventana y mostraba una estrella
enana blanca.
"Este extracto pertenece a la novela: La Máquina de la Vida"
martes, 9 de enero de 2018
domingo, 7 de enero de 2018
¡Hoy es una noche especial! At the night estamos en DoMiNoChe
Esta noche, al mejor estilo Uner Sbriller, en "La Casita de los Chasquidos" se viene un hermoso evento de Polipoesía en el que me podrán escuchar.
sábado, 6 de enero de 2018
Cuento del sábado: Los seres de mentes barrocas
Los seres de mentes barrocas
Con el
despuntar del alba comenzaron a caminar.
El denso bosque terminó en una suave
pradera de pasto amarillo. Ahora, por la izquierda se presentaba una desértica
pampa y por la derecha una cordillera de fuertes pendientes. Había sombras
sobre su camino. En ayunas, continuaron por la pampa cuando Romsol comenzó a
decir:
—Lo que buscamos en ustedes es un cambio de
conciencia. Por la falta de conciencia existen mundos que son esclavos de las
fuerzas de la oscuridad. Por eso, sepan que depende siempre de sus sociedades, aceptar una influencia… —Romsol les pasó dos
frutos de su bolso y siguió—. Ni tan siquiera los espíritus del mal tienen
poder si sus sociedades se cierran a ellos. Pero si no tienen discernimiento,
si no saben protegerse, si no toman precauciones. Ellos pueden arrastrarlos
hasta el infierno mismo.
—¿Quiénes son estos seres? —preguntó
Ulises.
—Son seres de cuarta dimensión. Son
parásitos muy inteligentes, de mentes barrocas. Ellos no pueden crear
realidades y por eso, se alimentan de ustedes que son creadores. Ellos saben cómo
deben tentarlos con toda clase de cebos. —y para sorpresa de los otros dos,
Romsol dijo—. Dios les ha dado ese poder.
Ulises volvió a preguntar:
—¿Pero
qué mal podemos hacer si solo creamos nuestras realidad?
—¡Mucho mal! —exclamó el argonita
cuando mordía una fruta y siguió—. Como una galaxia es un ser vivo y un sol, un
planeta, un árbol y un insecto. Cada
acción de un ser consciente, por mas pequeño que este sea; repercute de forma
inesperada a millones de años luz de distancia en otros seres conscientes.
Esto, los seres de la oscuridad lo saben bien y como un tablero de ajedrez
ellos juegan en contra de la Luz. Asimismo el equilibrio de un ser que va por
el buen camino, a millones de años luz; repercute también en ustedes.
—Esto significa que la acción
de nuestros mundos, repercute en el resto del Universo; porque como antenas que
transmitimos nuestros sentimientos, estamos conectados con el resto del
Universo —dijo Boros.
—¿Cuando soñamos, nos
transmiten desde otras dimensiones… —preguntó Ulises, Boros quedó en silencio y
el argonita comentó:
—Seguro Ulises, estas en lo
cierto, por eso en tu mundo está el dicho que dice: ¡Quien persigue a sus
sueños va por el buen camino!
Los otros dos rieron.
Ulises recordó los años de
hibernación y el sueño de los delfines en la
colina, se le hacía presente.
—¡Sí! —dijo luego.
—Los delfines son sus hermanos acuáticos.
Hay un puente entre las almas de estos gráciles seres y los humanos
terrestres —dijo Romsol adelantándose a
una posible pregunta.
—Siempre
imaginé que algo así podía ser la respuesta. —Dijo el humano solar cuando
arrojaba las semillas del fruto violeta—. Me queda una pregunta ¿Por qué los delfines no crearon una civilización como
la nuestra?
Este texto es un extracto de la novela: La Máquina de la Vida
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